El primero no tuvo oportunidad apenas de mostrar porqué se le considera uno de los pesos pesados del panorama valenciano; tan solo 20 minutos de concierto, y con la gente pasando totalmente, transcurrió el concierto.
Todo parecía presagiar que el murmullo pasaría en breve, cuando el cantante troglodítico hiciera presencia sobre el escenario. Desafortunadamente, no fue así del todo. Empezó él solo, acústica en mano, con las primeras notas de "Amanecer Caníbal", y fue apareciendo el resto del grupo cuando la canción empezaba a subir. Estaba claro que el set se iba a centrar en su único disco, y la incógnita era saber cómo lo defendería.
Se le notó cómodo, dicharachero, pero sobretodo carismático. Es un cantante que va a llegar muy lejos. Y la banda que le acompaña lo hizo a la perfección. Las canciones sonaron vivas cuando tuvieron que sonar vivas, y lentas cuando hacía falta. Una vez más (y hacía tiempo que no me pasaba en el Wah Wah) la gente no dejaba de hablar; incluso cuando Stanich dijo: "Me toca los cojones que habléis en los conciertos, pero habéis pagado vuestra entrada". Sonaron especialmente bien, para mi gusto, "Camino Ácido", "El Outsider" y "El río", la gran versión que tiene de Miguel Ríos (también se marcó una versión de Mark Lanegan que desconocía).
Y acabó como los grandes, con "Metralleta Joe", su gran hit. Ángel Stanich sabe lo que se hace, y lo hace muy bien.
Fotos: Iván Navarro
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