Abrieron fuego Erich Zann con su rock megalítico, y una voz que, acompañada de una gran instrumentación y arreglos, andaba por los senderos de Led Zeppelin. Muy recomendable. Además, estaban de enhorabuena porque han conseguido el dinero que les hace falta para sacar su tercer trabajo; ahí es nada.
El segundo grupo de la noche fue Best on the Road, que, aunque parecía que en principio contaba con menos experiencia que el resto, dio un pedazo de concierto. Guitarras hipnóticas, sonido lisérgico y unos ritmos que atrapaban. Otro descubrimiento más.
Por último llegaron los Trading Licks, el grupo de rock con estilo más canalla de los tres. Canciones directas, con mucho ritmo, unos riffs pegadizos, y unos solos de guitarra envidiables. Toda una noche de buenas experiencias.
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